
En una época sin fotografía fue el grabado el vehículo para conocer el mundo. El grabado se constituyó en una imagen de gran fuerza. Los viajeros crearon una larga tradición ilustrativa que viene desde Guamán Poma de Ayala y De Bry, entre otros, cada uno de ellos dejó la huella intacta de su arte, en una visión del otro y de su entorno.
RETRATO DEL JEFE NAYA Y SU HIJA

INDIO SENSI
Los Sensi vivían en la vertiente occidental de la Sierra de Cuntamana, en el Ucayali medio. Pertenecían a la tribu de los Schetibos de la que se separaron en 1810, cuando los Franciscanos fundaron la Misión de Chanaya-mana, que duró 11 años. Durante este tiempo, los Sensi se dedicaron a un intenso comercio con los misioneros, intercambiando cera de copal, caucho, zarzaparrilla, vainilla, canela, etc., por dardos, hachas, anzuelos y abalorios. Los Sensi eran muy conocidos por su habilidad en la construcción de canoas, las mismas que eran hechas de una sola pieza, con capacidad para 25-30 remeros, sin contar con los pasajeros. Cuando los Franciscanos se retiraron a Ocopa en 1821, los Sensi no volvieron a unirse con los Schetibos, prefirieron vivir en el sitio de la Misión donde establecieron la aldea de Pancaya (Grabado tomado de Paul Marcoy, Voyage de l´Océan Pacifique a l´Océan Atlantique, a travérs l´Amérique du Sud, Le Tour du Monde, 1865) Texto: Ernesto Salazar.